Saturno




SATURNO.





Saturno está en el patio de una casa. En una esquina no muy lejana hay una taza sucia llena de sobras de comida, en otra taza, demasiado pequeña y sucia, igual que la anterior, hay un poco de agua; él ha aprendido a racionarla, por más que en el día el sol sea un extenuante y fatigador demonio, él ha a aprendido a racionarla. 

    A su cuello lo rodea un lazo, que no le permite moverse más de dos metros, sujetado a una gruesa varilla doblada en U y clavada en el suelo más de un metro, ya que él tiene fuerza, y podría liberarse. Saturno no entiende el problema de ser libre, desde que nació ha vivido subyugado, ha sido presa de ese injusto método de reducción. 

    Desea con todas sus fuerzas despertar un día y ser libre, afuera, a través de una malla metálica que, si no tuviese el lazo, también le impediría ser libre, ve otros como él correr, jugar. Las personas que los acompañan  no deben ser para nada como los que le dan comida a él, Saturno ve otros perros libres y sabe que morirá encerrado y sujetado por el lazo. 
 
    Ha recibido golpes muy fuertes, a veces por llorar cuando tiene hambre, a veces no entiende en realidad porqué son los golpes. Le han llamado Saturno pues, un círculo de moscas suele rondar su cabeza en el día, debido a la mugre que lo cubre y a un hongo justo en donde termina su cráneo, Saturno no entiende nada de esto, solo siente dolor en su cabeza, y una fuerte comeson por los indeseables y pequeños puntos que recorren su cuerpo, las pulgas

    Saturno está sobre una manta sucia y maloliente, un plástico sobre cuatro astas de madera lo proteje de la lluvia, aunque casi siempre la manta se moja y él termina mojándose con ella. Esta noche cae agua del cielo, Saturno se enrosca y se hace un ovillo para proteger su nariz del frío. De pronto, una enorme sombra se alza frente a él. Es gigantesca, no había visto antes un ser más grande, nisiquiera las personas que lo alimentan. Siente miedo y retrocede; cuando va a llorar, la sombra emite un sonido, luego levanta una extremidad y Saturno se prepara para el golpe, la sombra tiene algo en la mano (una navaja) se dirige hacia él con movimientos lentos y de repente, Saturno siente que tira del lazo que le sujeta el cuello. 

    La sombra jadea y luego se vuelve a erguir, emite otro sonido, pero él no lo comprende, luego ve que la puerta de malla está abierta, Saturno siente miedo, pero también siente ansias de ser libre, y entonces, la sombra lo empuja con suavidad de su cadera, Saturno da dos pasos. La noche helada pasa a ser la más cálida en su cerebro. La sombra lo empuja de nuevo, y Saturno se dirije a la salida, la sombra lo empuja por última vez al exterior, y luego, cuando Saturno trota hacia la derecha, la sombra corre en sentido contrario. Saturno está desconcertado, vacila si volver adentro, en dónde al menos hay algo de comida o correr tras la sombra que lo liberó. No conoce el exterior y está atemorizado, está estático, hasta que el claxon de un auto lo asusta, y decide correr, huir. 

Cuatro días después


Saturno está frente a un lugar en donde le dan algo de alimento. Aquella noche corrió hasta quedar extenuado. Aquí las personas  entran y salen y algunos son muy buenos, le ofrecen alimento y le acarician, otros, por el contrario, suelen golpearlo. Saturno no tiene una sucia manta, pero tiene más comida, y a diario ponen frente a él una taza con agua. El hambre a veces le hace arder su interior, pero siempre hay alguien, tarde o temprano, que lo alimenta. 


Veinticuatro días después. 


Saturno ahora es llamado Mozart, pues le gusta escuchar a Samantha cuando se sienta al piano. Samantha y su esposo lo vieron una tarde de lluvia frente al sitio en el que él pedía alimento, y con muchas caricias y mimos lo llevaron a casa, Saturno-Mozart ahora tiene un compañero de juegos, un perro más joven que él, pero se lo pasan bien. 

    Desde hace poco tiempo ya no le duele la cabeza y no tiene puntos indeseables en su cuerpo. Saturno-Mozart, tiene una taza limpia que siempre está llena de alimento, y otra que siempre está llena de agua, ya no es necesario racionar. 

   Saturno-Mozart no sabe que le quedan tres años de vida, pero ahora es feliz, y se siente más libre que nunca. 














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